"ASÍ QUE ESTE ES MI CONTRATO HASTA EL 2014". Martin Freeman como el joven Bilbo Baggins. |
"En un hoyo en el suelo vivía un hobbit", así empieza "The Hobbit", una de las novelas de fantasía más influyentes de todos los tiempos, escrita por J.R.R. Tolkien. La novela es la introducción a la serie de novelas de "Lord of the Rings". Un anciano Bilbo Baggins (Ian Holm) comienza sus memorias con esta frase en las primeras escenas de The Hobbit (2012), adaptación al cine de la novela, quizás la película más esperada de este año.
Muchas dudas se tuvieron respecto a su realización. Primero, Guillermo del Toro estuvo contemplado como director, hasta que el realizador mexicano abandonó el proyecto por haber estado estancado durante la crisis económica de la MGM. Peter Jackson fungiría como productor. Finalmente, el neozelandés acabó tomando completamente las riendas en la dirección, en medio de huelgas del sindicato de actores en Nueva Zelanda (donde se rodó la película), anunciando, más tarde, que el proyecto se dividiría en una nueva trilogía. Es decir, puede esperarse una fiel adaptación de la novela original de Tolkien.
Peter Jackson nos lleva de la mano nuevamente a la Tierra Media, y su capacidad para sorprendernos sigue intacta. El retorno al universo tolkeniano, en esta ocasión, trata sobre los orígenes de la saga del anillo, cuando un joven Bilbo Baggins (Martin Freeman), accidentalmente, encuentra el poderoso anillo. Esto durante la aventura que emprende junto al mago Gandalf (Sir Ian McKellen, retomando el papel con gran facilidad) y un grupo de 13 enanos, para intentar recuperar un cuantioso tesoro que un dragón de nombre Smaug les robó mucho tiempo atrás.
Con una duración de casi 3 horas, Peter Jackson decidíó filmar la película con una avanzada tecnología, HFR48x, en donde en lugar de filmar a la velocidad tradicional de 24 cuadros por segundo, se filma a 48 cuadros por segundo. El resultado, es una imagen con mayor definición, que podría ser interesante apreciar en cine. De todas maneras, la película se aprecia con una gran calidad de imagen en su formato convencional.
Tenemos otra expedición, y un personaje que debe cumplir con un destino. La espectacular introducción cuenta la guerra que el rey de los enanos emprendió contra el dragón. Su hijo, el principe Thorin (Richard Armitage), pierde la batalla, luego de que el ejército de los elfos retiran su ayuda. Son unos cuantos minutos colosales, en donde la identidad del dragón se reserva estratégicamente (vemos nada más la punta de la cola). Una noche, el tranquilo y pacífico Bilbo, luego de una caótica y musical cena con los enanos, decíde irse de aventura como el elegido para "negociar" con el dragón.
Es comprensible que, siendo la primera de una trilogía, la película se haya estirado con secuencias que se sienten algo largas. Sale sobrando el cameo de Elijah Wood como Frodo durante los primeros minutos, y no sé por qué pero siempre las secuencias en Rivendell, la luminosa ciudad de los civilizados y tiesos elfos, se sienten, perdonando la ironía, apagadas. Pero en general, The Hobbit es una extraordinaria experiencia cinematográfica, una impresionante aventura que no tiene límites; un testimonio sobre la maestría visual de Peter Jackson y su amor irredento por estos libros.
Es un mundo lleno de personajes fascinantes y terribles, como esos orcos cabalgando enormes lobos, comandados por un demoniaco y gigantesco orco pálido; repulsivos, como los tres divertidos trolls que sorprenden a nuestros aventureros en medio del bosque; y otros grotescos, como ese rey Duende de papada colgante. Esto incluye toda la subterránea ciudad duende y sus rastreros habitantes. El par de gigantes de piedra (no recuerdo que aparezcan en la novela), peleando y creando una avalancha enmedio de la expedición, son simplemente majestuosos y claustrofóbicos. En tanto, Radagast (Silvester McCoy), ese mago hippioso habitante del bosque, quien parece sacado de alguna novela de The Chronicles of Narnia, es un protector de los animales del bosque. Viaja en un trineo arrastrado por conejos, y se encuentra terriblemente preocupado porque una fuerza obscura, un Nigromante, ha llegado a los alrededores.
Los enanos son personajes interesantes también, muy a su manera. Bilbo se encuentra durante la expedición en un continuo conflicto con Thorin, líder de los enanos. Este último no cree que el hobbit sea digno de acompañarlos en la expedición, en pocas palabras, lo ve como un estorbo. Mientras, Gandalf sigue siendo el sabio consejero, con sus momentos de tensión en su papel de paternal protector de los enanos, y que, como siempre, aparece de último momento para salvar cualquier peligrosa situación.
El mejor de todos, Gollum (Andy Serkis, dando nuevamente voz y movimientos al personaje por el motion capture), sigue robándose todo el número como la obsesiva criatura de doble personalidad. Aquí, reta a Bilbo a un juego de acertijos, durante el cual el anillo mágico cambiará de dueño.
La gran capacidad artesanal, así como los notables avances tecnológicos que los estudios Beta (pertenecientes a Peter Jackson) han tenido desde The Return of the King (producida en el ya lejano 2003) quedan patentes en esta nueva película. Los personajes fantásticos tienen un intrigante y palpable realismo, tanto en su animación como en su modelado y acabado.
La gran galería de personajes me acabó impresionando más que los pandorianos de Avatar. Mientras el Avatar de James Cameron, si bien entretendida, fue filmada con poca o nula inspiración, en The Hobbit tenemos un sensibilidad visual más marcada en muchos aspectos, superior a la artificialidad técnica de Avatar. Los efectos especiales son más sorprendentes en The Hobbit, y terminé más sumergido y cercano a este mundo.
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