Tom Cruise en otra acrofóbica escena en "Mission: Impossible - Ghost Protocol". |
La
franquicia “Mission Impossible” (empezada en el ya lejano 1996 por Brian de
Palma), tal vez sea una de las más estables a la fecha. Prácticamente las 4
películas que la conforman han sido éxitos de taquilla, gracias a que son
thrillers de espionaje sumamente efectivos, cargados de impresionantes y adrenalínicas
escenas de acción, muchas de ellas vertiginosas. Su poderosa estrella
protagonista, Tom Cruise, es capaz de atraer audiencias de manera masiva desde
su primer día del estreno. En la cuarta película, Mission: Impossible - Ghost Protocol (2011), a pesar de su
título poco imaginativo y algo ridículo, Tom Cruise sigue demostrando que tiene
energía de sobra, condición física (a pesar de un constante gesto de cansancio
que no lo deja en casi toda la película) y que es capaz de seguir haciendo que
nuestra respiración se detenga por algunos minutos en otra escena acrofóbica.
Dicha escena está situada en el que es considerado el edificio más alto del
mundo, el Burj, en la ciudad de Dubai (2,000 pies de altura).
Lo más
curioso, es que ahora el mando en la dirección está a cargo del realizador
menos esperado, Brad Bird (J J Abrams, director de la anterior película, así
como Tom Cruise, son productores), curtido mucho más en el mundo de la
animación que otra cosa. Bird puede presumir de haber dirigido joyas como “The
Iron Giant”, y películas para la Pixar, como “The Incredibles”, “Ratatuille” y “Up”.
Ahora puede presumir de haber dirigido una película “Mission Impossible”, y lo
hace de una manera admirable. Bird no sólo ofrece escenas de acción
emocionantes (al menos nadie puede quejarse de que el filme no tiene acción),
sino también un sentido del humor que no se había visto en las 3 películas
anteriores. Esto es, en mayor medida, gracias al actor británico especializado
en comedia Simmon Pegg, quien regresa como el nerd pero gracioso especialista
en tecnología de punta, Benji. Además, el toque femenino viene ahora en la
curvilínea forma de Paula “Precious” Patton.
La
historia es muy al estilo de las películas de espionaje de la “Guerra Fría”,
sólo que ahora los terroristas son suecos. Los rusos y americanos puede ser que
unan fuerzas para detenerlos. Luego de escapar de una prisión en Rusia, Ethan
Hunt (Cruise) y su equipo, tienen la misión –si deciden aceptarla- de detener a
un terrorista sueco, Hendricks (Michel Nyqvist), quien quiere conseguir los
códigos ultrasecretos de unas armas nucleares rusas para atacar E.U. La escena
en la que Ethan y Benji logran infiltrarse en el Kremlin es graciosa y muy
original (el dispositivo del pasillo para crear la ilusión de perspectiva). Una
parte del famoso edificio de Moscú es destruido y colapsa majestuosamente,
gracias a la tecnología digital.
El
equipo de Ethan es culpado por el hecho, por el que este y sus colegas
decidirán probar su inocencia yendo tras Hendricks, desde Dubai hasta Bombay.
En tanto, una asesina sumamente letal, Sabina (Léa Seydoux), responsable de la
muerte de un agente americano en Budapest, está en medio de la operación, y le dará varios dolores de cabeza a nuestro
equipo. Así, “Ghost Protocol” es puesto en marcha por el presidente, en donde
no dará apoyo alguno al equipo IMF.
Ghost
Protocol, la película, funciona en muchos niveles. No tiene el toque romántico
de las anteriores películas. Ethan no se da mucho tiempo para aquello. Es frío,
rápido en la toma de decisiones, border y se siente a cada momento la pesadez
emocional por la pérdida -¿o simple ausencia?- de su esposa. Su gesto casi
nunca cambia, serio y de mirada concentrada. Jeremy Renner se agrega también al
reparto, como un jefe analista del gobierno con un par de ases bajo la manga
(su escena suspendido en un túnel de ventilación es también de tenerte pegado a la butaca). La música es buena
y con un sonido muy “The Incredibles” (nada de extrañarse), y el final tiene un
par de sorpresas, interesantes, aunque inverosímiles, clásicas de final feliz
(Cameo de Ving Rhames incluído). Esto, de todas formas, no demerita el producto
en total: una intensa película de acción y espionaje que no se toma en serio a
sí misma. ¿Habrá quinta película?
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