Un barco que parece extraviado -cual arca de Noé después del diluvio- lleva dentro una comuna de judíos, quienes a pesar de las circunstancias, tratan de mantener vivas sus costumbres y tradiciones, relatando mitos religiosos o entonando canciones judías típicas, que suenan como añoranza por un pasado mejor y ya perdido. Al llegar a la costa, se verán en la penosa necesidad de esquivar distintos obstáculos (guerrillas palestinas o de una amenaza colonialista por parte de los ingleses), en su deseo por llegar a salvo hasta la ciudad de Jerusalén.
Las inquietudes de Gitai, se trastocan en filmes discursivos, que intentan urgar entre los viejos dogmas y prejuicios sociales, fuertemente arraigados en familias judías tradicionalistas, como pudo verse en Sagrado Kadosh, donde una mujer sufre por los estigmas que le imprime una sociedad conservadora y apegada a las costumbres antiguas.
Dentro de lo plana, algo tediosa y sobreactuada que es la película, resulta un trabajo desconcertante dentro de la corta filmografía de Gitai. Largas secuencias que incluyen discursos extensos, diálogos teatralizados en un tono triunfalista y tragicómico. A lo largo del filme, Gitai mantiene un ritmo lento, ubicando a sus personajes en amplios paisajes áridos, un terreno hostil dentro del cual estos seres, extraviados y sin hogar, parecen no tener rumbo. Buscan una redención, que los conduce hacía un destino incierto.
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