lunes, 20 de agosto de 2007

DVD: LETTERS FROM IWO JIMA * * * * 1/2

El díptico iniciado por el maestro Clint Eastwood con Banderas de Nuestros Padres, se cierra con Cartas desde Iwo Jima (Letters from Iwo Jima, E.U., 2006), instalada también en la batalla por la isla de Iwo Jima, en 1945, pero narrada desde el punto de vista del ejército japonés. Eastwood ofrece así las dos caras de una misma moneda; dos frentes separados por grandes brechas culturales, pero que en el filme denotan varios puntos en común. Uno de ellos, es que siempre la juventud es la carne de cañón en la guerra. Aquí no hay héroes, sino víctimas de patriotismos absurdos. Japoneses y americanos se identifican con los mismos ojos del sufrimiento.

Las dificultades narrativas en la dramatización del libro documental “Banderas de Nuestros Padres”, desaparecen en Cartas desde Iwo Jima, un relato lineal, sobrio, de tono reflexivo, centrado por completo en el campo de batalla. En flashbacks, la película narra el pasado de los soldados japoneses, para enterarnos sobre cómo se involucraron en una guerra contra un ejército poderoso, que los superaba en número y en capacidad de armamento.

Basada en el libro “Pictures Letters from Commander in Chief”, de Tadamichi Kuribayashi y Tsuyoko Yoshido, la historia cuenta las experiencias de Saigo (Kazunari Ninomiya), joven panadero de Tokio, quien cavando trincheras se pregunta cuál es el objeto de que su país esté involucrado en una guerra que no le incumbía. A pesar de comentarios tan antipatriotas, Saigo cumple con estoicismo su deber de enlistarse en la guerra. En su aventura, Saigo será testigo de la encarnación del fanatismo patriótico más espantoso: suicidios masivos de compañeros, haciéndose estallar bajo el lema de morir con honor antes que por la mano enemiga.

Saigo encuentra benevolencia en la figura del sensible general Tadamichi Kuribayashi (magnífico Ken Watanabe), hábil estratega, quien escribe cartas a su esposa en Japón ilustrándolas con dibujos, contando en ellas sus miedos, su sentido del deber patriótico y los recuerdos de su vida en E.U., que lo convertía en un valioso conocedor del enemigo.

“Las convicciones de mi país, serán también las mías”, será la respuesta de Kuribayashi a unos diplomáticos estadounidenses, años antes de la guerra, cuando se le pregunta qué haría si -en el remoto caso-, Japón y E.U. estuvieran en guerra. Una frase que explica la fuerza patriota que movía al ejército japonés, derrotado al ser abandonado a su suerte por su gobierno.

Patriotismos no nada más se daban por la parte americana, sino también en la japonesa. Los americanos, en este caso, serán el verdadero enemigo oculto, maligno en muchas ocasiones. Sin embargo, es un mensaje fraternal el de Cartas desde Iwo Jima. En cierto momento, un oficial japonés accede a curar a un soldado americano, mostrando más semejanzas que diferencias entre ambos bandos. Soldados que, leyendo sus cartas, se revelan extrañando lo mismo, amando de la misma forma a sus familias lejanas, anhelando exactamente lo mismo: estar lejos de este pedazo de tierra, que ninguno entiende el porqué lo quieren defender unos y tomar otros.

++ A diferencia de Banderas de Nuestros Padres, parte del rodaje de Cartas desde Iwo Jima sí se hizo en la isla japonesa.
++ Ken Watanabe mostró su sensibilidad en el tema y preparación de su personaje al comentar: “Fueron tan pocos los sobrevivientes, que no teníamos a nadie que nos contará la verdadera historia sobre la guerra de Iwo Jima. Gracias a Clint, ahora podemos”.
++ Clint Eastwood también uso como referencia el libro “Kamikaze Diaries”, que revela que lo que menos querían los aviadores japoneses “suicidas”, era morir.
++ El filme ganó el Globo de Oro a Mejor Película en habla no inglesa. Para los Oscares compitió en los rubros de Mejor Director, Mejor Edición de Sonido, Mejor Guión Adaptado y Mejor Película del Año, superando a Banderas...., que sólo estuvo nominado en dos rubros: Mejor Edición de Sonido y Mejor Mezcla de Sonido.

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