Sandra Hüller |
martes, 8 de octubre de 2024
ANATOMY OF A FALL
martes, 10 de septiembre de 2024
UNFROSTED
LA GUERRA DEL CEREAL Melissa McCarthy |
Me gusta el título original, pero también se pudo haber llamado "La Historia de Pop Tarts según Seinfeld". Este último título es el que mejor define esta parodia sobre la gestación de los Pop Tarts, que, con todo y tomarse muchas licencias artísticas, es muy divertida. Si bien el verdadero creador de los Pop Tarts fue Post, y no Kellogg's (estos últimos se robaron la idea, para luego perfeccionarla y venderla mejor), el filme es lo suficientemente gracioso sin tomarlo muy en serio. El cameo de Jon Hamm (¿un "hammeo"?), repitiendo su personaje de Mad Men, me hizo reir sonoramente. Melissa McCarthy y Hugh Grant están geniales, este último como un actor shakespereano que interpreta al Tigre Toño en los comerciales del cereal de las "hojuelas escarchadas de azúcar rrrrriquísimas". Y Grant está divertido sin mucho esfuerzo.
Lástima que la historia se ahoga un poco entre todos los chistes y el slapstick (como cereal olvidado en su leche), pero Jerry Seinfeld casi me hizo creer que todo lo que sabía sobre la lucha entre las dos marcas por esos pays de tostador era equivocado, y en la marcha me divirtió. En Netflix.
sábado, 7 de septiembre de 2024
ES POR SU BIEN
"Ni te quejes, sabias bien lo que verías", me dije a mí mismo, después de ver la que es, con seguridad, la peor película mexicana en lo que va del año. ¿La reseñaré? Es posible. De todas formas, en Letterboxd ya leí la mejor y más exacta crítica de este bodrio infecto: "Por tu bien, no la veas". En serio, debería alguien escribirlo en graffiti en todos y cada uno de los anuncios que están actualmente plagando la Ciudad de México.
No dejé de preguntarme una cosa durante esta torturante experiencia: ¿Por qué Kate del Castillo suena como española casi toda la película?
En Vix Premium
POR TU BIEN,... NO LA VEAS. |
jueves, 5 de septiembre de 2024
TODOS LOS INCENDIOS
COME ON BABY, LIGHT MY FIRE Sebastián Rojano
Es la clásica historia de crecimiento y maduración adolescente; de encontrarse así mismo y definirse, con un toque de piromanía que la hace diferente e interesante. Mauricio Calderón Rico, su realizador (director del corto animado El Cuervo y el Venado), hace un buen balance entre dicha piromanía y la confusión sexual de Bruno (Sebastián Rojano), el protagonista, quien vive una aventura lejos de casa para tratar de resolverla. Si bien no me atrapó mucho emocionalmente, su historia de amor gay tiene cierto encanto e inocencia rescatables. Está nominada al Ariel a Mejores Efectos Especiales, aunque,... no entiendo por qué.
miércoles, 31 de julio de 2024
OPPENHEIMER
Cillian Murphy como Oppenheimer. |
Antes de ver Oppenheimer, el más reciente filme de Christopher Nolan, si es posible debe verse también Big Fat and Little Joe, de 1989 (titulada en México El Proyecto Manhattan, en donde la Ciudad de México fue usada como locación para varias escenas), dirigida por Roland Joffé, con Dwight Schultz y Paul Newman, quienes interpretan a J. Robert Oppenheimer y al general Leslie Groves, respectivamente. La película de Joffé es una versión mucho más corta de la misma historia contada en la película de Nolan (una hora más corta, aproximadamente), esta última basada a su vez en el libro "American Prometheus", escrito por Kai Bird y Martin Sherwin, publicado en 2005. Ambos escritores trabajaron incluso en la escritura del guión junto a Nolan, hasta que la muerte de Sherwin por cáncer interrumpió un poco el proceso.
Si había un personaje que jamás hubiera imaginado pudiera interpretar Cillian Murphy, es precisamente Oppenheimer, y el filme de Nolan es la prueba de lo contrario. La verdad, es que Murphy está fantástico (no por nada ganó el Oscar a Mejor Actor) como el genio artífice detrás del diseño, desarrollo, y contrucción de las bombas atómicas de hidrógeno, arrojadas sobre Hiroshima y Nagazaki, finalizando así la Segunda Guerra Mundial.
Ambas películas cuentan esencialmente lo mismo, pero Nolan tiene una aproximación distinta, usando una narración del tema en tres tiempos, teniendo como eje la figura del genio atormentado, perseguido por la "cacería de brujas" contra comunistas, y dividido entre su aversión hacia Hitler y los nazis, y la responsabilidad moral de crear una bomba que podría destruir al mundo. Oppenheimer, conocido como el "Padre de la Bomba Atómica", toma como punto de partida los trabajos de Einstein (Tom Conti), quien aquí es visto más cómo un ancianito que gusta de pasar su tiempo libre, ya no tanto garabateando ecuaciones jeroglíficas en un pizarron, sino paseando en el bosque y dando de comer a los patos en un lago. Quién se rompe la cabeza y el alma frente al pizarrón, así como debatiendo y conferenciando con otros científicos, es Oppenheimer. Einstein prefiere pasarle la estafeta para crear algo que, él mismo confiesa, le pone la piel de gallina y prefiere no involucrarse en ello: La creación de un arma "destructora de mundos". Esto último termina siendo, en un sentido, el gérmen de la premisa del filme: La inmensa responsabilidad de un científico al usar el conocimiento para crear o destruir. "Oppi" (como le decían sus amigos) tiene esa responsabilidad que nadie quisiera, ya que, como dice: "Me he convertido en la Muerte, en un destructor de mundos".
En cines el filme será todo un reto verlo sentado por 3 horas. Estuvo disponible en IMAX también, aunque fuera de la secuencia de la prueba Trinity en Los Alamos, en donde se arrojó un prototipo de la bomba, no encuentro otra secuencia por la que valga la pena verla en este formato. Lo mejor y más interesante de la película, es la disección que hace de la personalidad de Oppenheimer, que nos ayuda a entender lo que lo llevó a trabajar en el proyecto de la bomba atómca. De origen alemán, Oppenheimer es retratado como un hombre complejo, dividido entre su genialidad y sus simpatías políticas. Estas últimas, en una de las líneas narrativas de la película (tal vez la más pesada de sobrellevar, cargada de muchos diálogos e interrogatorios), lo llevaron a enfrentar, en un pequeño cuarto, un juicio para investigar si era o no comunista. Sus simpatias con el lado republicano de la guerra civil española, así como su lucha para crear un sindicato de maestros en la universidad donde comenzó sus investigaciones, le causaron muchas dificultades con el FBI.
El retrato de Oppenheimer es el del genio con su lado humano, mostrando las relaciónes que tuvo con la no muy estable Jean Tatlock (Florence Puig), comunista confesa, para luego empezar una relación con Kitty (Emily Blunt), quien se convertiría en su esposa. Y aquí es notoria la falta de experiencia previa de Nolan dirigiendo escenas de sexo, y si su intención era dirigir una escena así y que se viera fría y, en el mejor de los casos, extraña, lo consiguió. Kittiy fue quizás su principal defensora a la hora de que Oppenheimer empezara a mostrarse muy tibio frente a los interrogatorios manipuladores sobre sus supuestos vínculos con el partido comunista.
En la película se cuenta el antes y el después de la creación de la bomba, siendo la etapa posterior, a inicios de los años 1950, la que Nolan elige para narrar en blanco y negro. Aquí vemos una audiencia en la suprema corte, con un senador envidioso y resentido, Lewis Strauss (Robert Downey Jr., excelente y ganador del Oscar a mejor actor de reparto), físico autodidacta, buscando hundir a Oppenheimer a través de intrigas.
Suena a una biopic convencial, pero con Christopher Nolan es de esperar todo menos algo convencional. Lo más importante en su guión, es mostrar el peso emocional y moral de Oppenheimer, mientras la historia es contada en una forma no precisamene cronológica. Sentí verdaderamente ese peso incluso en el rostro de Murphy, el peso también de tener en sus manos sangre al haber usado las bombas que creó; de la responsabilidad por las miles y miles de muertes que provocaría, a corto y largo plazo. Al final, fue el creador de la primer arma de destrucción masiva, y al inicio el objetivo de Oppenheimer era más que claro siendo judío: vencer a Hitler y ser el primero en crear la bomba antes que los nazis. Terminó siendo la peor pesadilla y tortura psicológica para Oppenheimer.
Matt Damon, como el general Leslie Groves, está muy bien, interpretándolo más fanfarrón y enérgico que el más avejentado, en comparación, que interpretó Paul Newman en la película de Joffé. No hay duda que sus mejores momentos son siempre aquellos junto a Oppenheimer (en realidad, no hay escena del general en donde no aparezca junto a Oppehnheimer). En tanto, con todo y aparecer unos cuantos minutos, Kenneth Branagh ofrece una actuación también buena, aunque breve, como Niels Bohr. ¿Y qué hay de la actuación de Cillian Murphy? Como decía, es con seguridad la mejor de su carrera, una actuación contenida, interpretando a un Oppenheimer siempre en control de las situaciones y que no pierde los estribos.
La escena de la prueba de la bomba en un campo abierto en El Alamo, el desierto en donde se instaló en total secreto el campo militar en donde se construyó la bomba, es llena de tensión, ya que --- nada más está en juego el mundo y que pueda ser destruído con la explosión. Nolan muestra todo como un total infierno, desatado justo cuando la bomba estalla, y que puede ser traducido en unas cuantas palabras que Oppenheimer pronuncia: "La era nuclear ha comenzado oficialmente.
En definitiva, al menos para mí, la mejor de las narraciones es la de la construcción de la bomba. Las otras dos narraciones, la del interrogatorio por la comisión y la audiencia en blanco y negro, no terminan estando a la misma altura en comparación. Rompen un poco el ritmo de aquella, especialmente la narración del juicio. Entiendo que están ahí para complementar a la narración central, pero sinceramente el juicio termina siendo algo pesado, interminable, y cargado de interrogatorios. La verdad, creo que el mejor interrogatorio es el de Kitty, justo el último, el más interesante y con más fuerza.
Siendo un filme de Nolan, lo rescatable de Oppenheimer es la manera en que todo está armado, y en cómo las narraciones están construídas. A pesar de lo excesivo de su duración, lo que se quedó conmigo, principalmente, es su mensaje antibélico, de cómo en aquellos incipientes años la humanidad todavía no era del todo consciente del poder destructivo del armamento nuclear.
En Max y a la renta.
viernes, 28 de junio de 2024
BARBIE
HEY BARBIE!!! Ryan Gosling y Margot Robbie |
Creo que la crítica más constante que escuché y leí sobre Barbie, el más reciente filme de Greta Gerwig (Lady Bird, Mujercitas), es que no sería más que un comercial de 2 horas para Mattel. Tal vez sea cierto, ya que, según tengo entendido, las ventas de la muñeca más famosa en la historia de los juguetes se dispararon, mientras el filme recaudaba dinero y más dinero en taquilla, hasta llegar a la cifra record de... ¡1,18 billones de dólares! Se llevó de corbata en taquilla a Oppenheimer, de Christopher Nolan, estrenada el mismo día, dando origen así al ya legendario "Barbenheimer". Pero así como el filme de Gerwig funcionó como un comercial para la marca de Barbie, también lo han sido todas sus películas y series animadas, que se han producido con estreno directo en DVD, tele, y plataformas. Nadie ha puesto un grito en el cielo al respecto. ¡Aaaah, claro! Es que aquí la cosa cambia, al tener el primer filme de Barbie con actores de carne y hueso, promocionado con toda la fuerza de la mercadotecnia por parte de Warner, y toda la expectativa que ésto puede conllevar, desde que se supo que sería Margot Robbie quien produciría y protagonizaría la película.
No dudo que ver a Margot Robbie conduciendo un coche color rosa en una ídilica carretera de colores profundos y brillantes, en una de las primeras imágenes usadas para promocionar la película, debió de haber atrapado fuertemente la atención de todos los fans de la muñeca. No sé si habrá tenido el mismo efecto ver a Ryan Gosling interpretando a Ken, el eterno amigo-compañero-novio de Barbie, con cabellos oxigenados. No soy un experto en Barbie, pero creo que Gosling no se parece mucho al muñeco original. Si me preguntan, creo que James Marsden hubiera quedado mucho mejor en el papel. En fin, que sean las niñas y mujeres que jugaron y crecieron con Barbie (y sus variantes) quienes juzguen ésto. En lo que a mí respecta, Gosling no se parecerá mucho, pero se desempeña magníficamente como el estúpido muñeco que vive por y para llamar la atención de Barbie.
Sería bueno preguntarse: ¿Este es el film que las fans esperaban de su muñeca favorita? La película de Gerwig, nominada al Oscar este año a Mejor Película, es para mí uno de los mejores filmes del 2023, aunque con ciertas reservas. Dirigida y escrita por Gerwig, junto a su marido, Noah Baumbach, durante su encierro por la pandemia, desde la primera secuencia el filme es por completo transgresor, una parodia sobre el feminismo, el machismo, el sexismo, y los roles del hombre y la mujer en la sociedad actual. Al inicio, vemos una escena al estilo 2001: Odisea del Espacio, aquella de los homínidos descubriendo cómo usar unos huesos como armas frente a una estela gris, pero mostrando aquí niñas jugando con unas muñecas tradicionales. Las niñas lucen aburridas al jugar a ser mamás.
Eso hasta que, según nos cuenta la narración hecha por Helen Mirren, una tal Ruth Handler, quien trabajaba en Mattel en los años 1950, tuvo la idea de darle un giro de 360 grados al concepto tradicional de muñeca, y darle al mundo la primera muñeca que no representaba a una niña, sino a una mujer,....con todo y senos. Handler pretendía algo más con su muñeca: Darle a las niñas una muñeca en la que pudieran verse a sí mismas reflejadas, no con el rol de mamá, si no el de mujeres independientes y profesionistas, gracias a las múltiples versiones que tuvo Barbie, como astronauta, presidenta, ejecutiva, cantante, doctora, etc.
Sin embargo, es la "estereotípica Barbie" (Margot Robbie) la que protagoniza el filme, la cual vive en el universo alterno de Barbieland junto a otra gran variedad de Barbies, más racialmente diversa e inclusiva. Fuentes de inspiración para Gerwig, al parecer, fueron las películas de Lego, o incluso, The Truman Show. Barbieland, por ejemplo, es como una especie de diorama gigante, con una mega ampliación de la casa de Barbie. La muñeca vive aquí una vida rutinaria y de total simulación (toma baños sin que salga agua de la regadera, su refrigerador no tiene otra cosa más que cosas de juguete). Es aquí en donde se debe hacer mención del buen trabajo de Sarah Greenwood con su diseño de producción, todo un logro al hacer réplicas exactas y de tamaño natural de la casa y otras cosas propias de los juguetes de Barbie.
En cuanto a Ken, también tenemos una especie de "estereotípico Ken" (Gosling), quien sin mucha inteligencia y un robótico comportamiento, vive por y para captar la atención de Barbie, sin traspasar los límites de su territorio, la playa. Ken tiene "kenergia" de sobra, y también tiene sus variantes, igualmente diversas, como un Ken asiático en la forma del actor Simu Liu. Ah, y me olvidaba de un tal Allan (Michael Cera), el más fiel seguidor de Ken, de quien no tenía la más remota idea que existía.
Los problemas comienzan cuando a Barbie de pronto le viene a la cabeza el preguntarse sobre su propia mortalidad, y con ello sus pies tocan tierra, abandonando la postura de tacón alto. Por supuesto, Barbie terminará cayendo al suelo, mientras ve imágenes en su mente de una niña jugando con Barbies.
La verdad sea dicha, no estamos ante la más original de las ideas. ¿El universo de Barbie podría ser una simulación manejada por alguien en el mundo real? Tampoco es del todo nueva la idea de juguetes vivientes teniendo pensamientos sobre la vida y la muerte. Si hacemos memoria, ya en Toy Story (en especial las últimas dos películas) se planteaban ideas así. No digo con ésto que Barbie no valga la pena como filme. Gerwig produce algo nuevo retomando lo anteriormente hecho, en la forma de una película musical sobre la batalla de los sexos entre Barbies, en plena liberación femenina, y Kens, presentados como unos completos idiotas, queriendo de pronto dominar el mundo rosa de Barbie. Lo que empuja a Ken a esta guerra, más que el descubrir al visitar nuestro mundo símbolos títpicamente masculinos (sombreros de vaquero, caballos, trajes ridículos de rodeo, etc.) es el hecho de que Barbie, simplemente, no le corresponde románticamente.
Lo inteligente del filme, es cómo la directora aprovecha la oportunidad para jugar con todos estos símbolos e ideas feministas, en donde - pobres de nosotros los hombres- ningún personaje masculino sale retratado muy halagadoramente. Ni siquiera Mattel sale bien librado de la burla, a cuyas oficinas corporativas llega Barbie directa desde Barbieland, quien, como si fuera un sketch de Saturday Night Live, llega exigiendo ver al presidente de la empresa, interpretado nada menos que por... ¡Will Ferrell! (lo sé, lo sé, hablando de SNL y de las películas de Lego ¿no?). Ferrel está en plan estúpido, de presidente corporativo incompetente, y está bien en su papel, haciéndolo sin ningún esfuerzo, aunque sin un momento verdaderamente gracioso.
No puedo decir que Barbie sea una comedia para reir a carcajadas, no es tan graciosa como debería, pero sí tiene unos momentos cómicos buenos, al ver que la historia va riéndose de sí misma. También hay una "Barbie rara" (estupenda Kate McKinnon) bastante graciosa, quien vive alejada y aislada de todos. Como una figura mística, la Barbie rara será quien oriente a la Barbie estereotípica sobre qué hacer para resolver sus dilemas existenciales y cómo viajar a nuestro universo. McKinnon hace el papel suyo, presumiendo su característica vena cómica, y luciendo más como una especie de hija de Cindy Lauper, explosivamente colorida, y muy punk (debió llamarse Barbie Punk).
El filme es más que Barbie preocupándose por un poco de celulitis apareciendo en su pierna. America Ferrera (nominada al Oscar por Mejor Actriz de Reparto), interpretando a una creativa de Mattel, es quien, en el tercer acto, inyecta alma, inteligencia, y vida al filme. Su personaje es una madre con serios problemas de comunicación con su hija adolescente (Ariana Greenblatt), y es quien dará a la película una de sus mejores escenas, con ese discurso que le da a Barbie (y algunas de sus compañeras) sobre los problemas y dificultades de ser mujer en un mundo dominado por los hombres. Un discurso devastador en cada una de sus palabras.
Pero así como hay grandes momentos, también hay uno que otro algo tonto y simplón, por ejemplo, en la persecución que empieza en el edificio de Mattel, con el grupo de ejecutivos patinando en la calle para alcanzar a Barbie. Hay un momento en que esta última tiene un encuentro con Ruth Handler (Rhea Perlman) en una escena estilo Matrix, que tiene lugar en una cocina. Barbie conoce a su creadora, o digamos, a su "madre", pero ni cuenta se da de ello. Es una escena muy apurada, sin una o dos líneas memorables entre ambas. Pero la escena en sí se quedó en mi memoria.
No le fue muy bien al filme en los Óscares, ganando sólo el de Mejor Canción Original, "What Was I Made For?", interpretada por Billie Eilish. Y al respecto, no puedo acabar sin mencionar el número musical fantástico con Ryan Gosling cantando I'm Just Ken (escrita por Mark Ronson, también nominado al Óscar), entre lo mejor de la película. Con sus arreglos de sintetizador dominando, y una paródica sensibilidad, te hace simpatizar, al menos por unos minutos, con el idiota de Ken y su oxigenada cabellera. Con toda su rosa y diamantina envoltura, el filme te hace pensar que verás una historia hueca, estúpida, y superficial, o una excusa para vender muñecas y juguetes. No es del todo así. Barbie me tomó desprevenido y me sorprendió, y estoy seguro que así sucederá con muchos hombres que no la han visto, temerosos de salir con el orgullo herido.
viernes, 3 de mayo de 2024
ROAD HOUSE
SI TE MIRA ASÍ, YA ESTÁS FUERA. Jake Gyllenhal |
¿Qué sería de los remakes si no se hicieran elevados a la tercera o cuarta potencia? Muchos los pasarían de largo, con seguridad. Le toca el turno ahora a Road House, uno de los clásicos filmes de Patrick Swayze, de 1989, protagonizado ahora por un Jake Gyllenhal al 15 por ciento de grasa corporal (y eso es poco más que simplemente estar marcado), y definitivamente más rudo, sin mucha de la clase, porte, personalidad, e imperturbable estado zen que caracterizaban al primero en el filme original.
No exagero si digo que el nuevo saca borrachos y saca pleiteros de bar de mediana categoria, cuyo nombre también es Dalton, es ahora una mezcla de Jack Reacher, del Sherlock Holmes de Robert Downey Jr. (en su faceta de peleador), y algo también del Van Damme de Lionheart. De Jack Reacher (y me refiero al que interpreta Tom Cruise), hay una escena en esta nueva Road House, dirigida por Doug Liman (Edge of Tomorrow), en donde Dalton saca a un grupito de pandilleros del bar en donde trabaja, cuyo nombre le da título al filme. Afuera, con toda la calma y serenidad del mundo al estilo Reacher, les advierte que deberían mejor irse para no salir lastimados. Y no sólo eso, en un despliegue de caballerosidad y decencia, les pregunta si hay un hospital cercano, pero no para él... ¡sino para ellos! ¡Es en serio, ni el Dalton de Swayze hacía eso en el filme original!
La verdad sea dicha, el filme original no era nada notable, una especie de western modernizado con la clásica premisa del forastero recién llegado a un pueblo para tratar de empezar de cero. Dalton es atraído por la oferta de ser el nuevo saca borrachos que intentará poner orden y disciplina en el Road House, con su propio método y técnica, que puede resumirse en unas palabras: No usar la violencia, a menos que la amabilidad y las buenas maneras no funcionen. El Dalton versión 2024 no se molestará en darles un cursito express a sus subordinados, sino que, sobre la marcha, les irá dando uno que otro tip.
Todo va bien, hasta que Dalton empieza a tener sus roces con los villanos de Florida Keys (escenario a donde la historia se ha trasladado), que harán su trabajo todavía más difícil al llegar al bar a provocar y buscar problemas. Como la película del 89, esta nueva versión es para pasar el rato, y si aquella fue un clásico vehículo de lucimiento para Swayze, lo mismo puede decirse de este remake, en donde Gyllenhaal presume six pack y pectorales. ¿Que también sabe dar golpes? Bueno, eso ya lo sabíamos.
De alguna manera, esta Road House trata de conservar las mismas ideas y espíritu de la primera película, con los cambios de rigor, por supuesto, y uno que otro personaje añadido, como una chica adolescente parlanchina y con carisma, hija del dueño de una tienda de libros, con quien Dalton forja una amistad. El cambio de escenario no le viene tan mal al filme, la excusa perfecta para llevar a nuestro héroe a recibir más golpes del destino, y enfrentar a traficantes de drogas, cocodrilos, y escaparse a un paraje secreto con el interés amoroso de rigor. Al respecto, tal vez la portuguesa Daniela Melchior no tenga el mismo sex appeal y personalidad de Kelly Lynch (actriz en el filme del 89), pero se desempeña bien en su papel de joven y bella doctora.
Gyllenhaal hace bien su papel, con todo y el sacrificio y preparación física que debió haber involucrado (¿dieta baja en carbohidratos? Sin duda). El personaje lleva arrastrando un trauma que no lo deja dormir ni estar en paz, y al parecer, la idea de Liman y los productores fue hacer un filme más violento y con peleas más espectaculares; con más dolor y destrucción. Ah, y por supuesto, si la cosa era hacer todo aumentado también hay más música, con más bandas tratando de tocar algo en el escenario detrás de una alambrada de gallinero, y esquivando botellas voladoras.
Los cambios que muchos fans del primer filme tal vez no reciban con mucho gusto, es que aquí Wade, el mejor amigo de Dalton en el primer filme (interpretado por Sam Elliot), brilla por su ausencia. Además, los villanos rayan por completo en lo caricaturezco, unos traficantes de drogas encabezados por un jefe ahora más joven que el del primer filme, interpretado por Billy Magnussen. Siempre he creído que Magnussen tiene un tipo hecho para estos papeles, el tipo que, de sólo de verlo, irradia esa cualidad de ser el típico idiota dedicado a hacer la vida de cuadros a todo mundo. A Conor McGregor, peleador de artes marciales mixtas en la vida real, le dieron el papel del Goliat en la historia. De actor no tiene nada. Liman seguro le dijo: "Ponte frente a la cámara, haz lo tuyo, sé tú mismo, y no te preocupes por lo demás". Y es exactamente lo que hace el irlandés, incluído el derrochar carisma celta hasta la exageración cada segundo.
En resumen, Road House vale la pena para quienes gusten de filmes en donde halla peleas y puñetazos casi cada 10 minutos, sin una historia que requiera un gran esfuerzo neuronal para seguirla. Ahora, quienes vimos el flime original, tal vez al inicio nos cueste trabajo ponerle al personaje de Swayze el rostro de Gyllenhall, pero con el tiempo uno empieza a bailar al son del nuevo tono del filme.
Ambos filmes están disponibles en Prime.
PAPÁ O MAMÁ
CON PADRES ASÍ, MEJOR... Mauricio Ochmann y Silvia Navarro. |
CONFESIONES
Claudia Ramírez en la nueva película de Carrera. |
Prometía, sobretodo con Carlos Carrera en la dirección. Sin embargo, va a mi lista de lo peor del 2023. Para empezar, el diseño de su póster te revela la identidad del malo del filme. Luego, en una trama que involucra el secuestro de una niña, tenemos a una mamá (Claudia Ramírez) que ...¡jamás llora una sola lágrima desde que se entera de la noticia! Tampoco lo harán ni el papá, ni el hijo mayor (bueno, el papá llora, pero lo hará por otras razones). Es absurdo todo lo que sucede con la mamá, como en toda la secuencia del vagabundo, la cual es completamente ridícula. Y la cosa se pone más ridícula, cuando el único que termina llorando lágrimas auténticas al final...¡es el malo de la historia! Quizás luego la reseñe más ampliamente. Disponible en Max.
viernes, 29 de marzo de 2024
SOUND OF FREEDOM
Jim Caviezel (derecha) |
Es más la controversia y escándalo a su alrededor que lo que realmente es esta película. Que si su productor, Eduardo Verástegui, la hizo para financiar su campaña presidencial en México; que si el héroe, Tim Ballard (Jim Caviezel), es un fraude y, en realidad, hizo la mitad o menos de lo presentado en el filme; que si Verástegui le organizó una función privada a Trump; que si el filme respalda las teorías conspiratorias del QAnon (a las que el mesiánico Caviezel, aparentemente, es adepto); que si su éxito en taquilla fue producto de compras masivas de boletos en linea, y no por asistentes reales a las salas; o que un "patrocinador" del filme estuvo involucradro en un caso de secuestro y tráfico de infantes, tema que el filme intenta denunciar y condenar.
En realidad, la película, sin ser nada extraordinario, es una muy básica historia de secuestros y rescates, con un héroe blanco llevando a cabo una misión de rescate digna de Rambo, pero sin armas de por medio. Ah, claro, también es sobre paternidades irresponsables, que dejan a sus hijos a merced del primer extraño que se les pone enfrente. Dirigida por Alejandro Monteverde, la película me recordó uno que otro thriller televisivo de Lifetime, como aquel sobre robo y tráfico de bebés (protagonizado por Kristie Alley), Baby Sellers, pero con algo más de producción. Al final, Sound es tán básica como iluminar con números. Las actuaciones están aceptables, pero Mira Sorvino tiene apenas 2 o 3 palabras que decir, y Gustavo Sánchez Parra sale haciendo caras locas todo el tiempo, mientras que unos paramilitares, supuestamente colombianos, salen borrachos y cantando "Los Caminos de la Vida". ¿Habrá sido así realmente? Para verla si no hay nada mejor que ver.
Disponible en PrimeVideo.
SEÑORA INFLUENCER
MALAS INFLUENCIAS. Mónica Huarte (pelirroja) como la "señora influencer" |
Señora Influencer trata de decirte algo sobre la subcultura de los "influencers", esas figuras que son tratadas casi como semidioses/semidiosas sin importar si son personas inteligentes o simplemente idiotas. Su valor radica más en que su número de seguidores alcance la tan preciada letra K, la que representa los miles y miles. Ah, y claro, la película, dirigida por Carlos Santos (Chilangolandia) quiere ser también una historia sobre la frivolidad de las redes sociales cuando son usadas pobremente y mal. Pero como decía al principio, Señora Influencer trata de decirte algo sobre todo eso, pero lo hace con un pobre desarrollo y falta de una buena ejecución narrativa. Sin embargo, lo peor tal vez sea la total falta de credibilidad de la historia. El tema no es nuevo, ya que algo ya habíamos visto en Guerra de Likes, más en tono de comedia, pero igualmente con resultados desafortunados.
Para ser honestos, en comparación me gustó más Chilangolandia, el primer filme del realizador. De hecho, no hace falta decir que Señora Influencer también quiere ser una comedia, y al respecto me parece que hubo controversias sobre cómo, en su estreno en cines, la película se quiso "vender" más como comedia, cuando, en realidad, no lo es tanto. Al menos a mí no me pareció muy graciosa. En realidad, para quien esto escribe, el filme es una caótica mezcla de tonos, entre comedia y melodrama, pero que de pronto, justo a la mitad, Santos tiene la ocurrencia de meter un evento que le da un giro por completo al asunto, queriendo hacer un filme también de crímenes y suspenso psicológico. En este último aspecto, la película nunca logró atraparme ni convencerme del todo.
Si ven el filme, no hagan gestos extrañados al llegar a esa parte. Toda la justificación la tendrán al final, en forma de flashbacks que nos revelarán eventos dramáticos en el pasado de Fátima, nuestra protagonista, quien evidentemente sufre de algún retraso o problema mental. Fátima trabaja como voluntaria en una escuela, aunque su papá, un director de cine (Leonardo Daniel, en una muy mala actuación, empezando por una inexplicablemente lenta forma de hablar y voz extraña), la tiene casi recluída en casa y sin permiso para tener un teléfono celular. Pero cuando Fátima se haga de un teléfono celular, se convertirá, sin quererlo mucho, en la nueva "influencer" del momento, aunque por todas las razones equivocadas que puede haber.
Decía que el filme no es muy creíble. Para empezar, Mónica Huarte, quien interpreta a Fátima, no se ve exactamente de cuarenta años, la edad del personaje (Huarte tendrá unos 50 años, por lo menos, en la vida real). No le ayuda mucho un primer acto ridículo, en donde se nota sobreactuada. Fátima, quien jamás ha usado un celular en su vida (¿Habrá contratado plan de datos, o lo usará con prepago?) de pronto se convierte en una total experta en Instagram y otras redes, publicando videos, fotos, y todo lo posible para convertirse en presa de "trolls" y todo tipo de acosadores. Fátima se convierte en el hazmerreir de las redes, logrando captar la atención de dos "chicas malas", influencers por supuesto, Sofi y Camila (Macarena García y Diana Carrerio).
Si lo anterior no les pareció muy creíble, esperen la última parte, en donde Señora Influencer se transforma en una historia sádica de venganza que ni a golpes me la creí. ¿En serio, Fátima hace en esa parte todo sola, sin ayuda de nadie, incluyendo conseguir las direcciones sus 4 o 5 "trolls"? Bueno, creo que nada más hay explicación para uno de ellos, pero ¿y los demás? En fin, todo el final termina siendo absurdo y ridículo (¡Esa canción que cantan entre todos, por favor!), siendo además la premisa contradictoria: Nuestra protagonista termina siendo, tal vez, peor que las influencers nefastas. No sé, pero creo que muy inocente no era. Al final, un filme fallido, a pesar de tener una idea que parecía rescatable.
En PrimeVideo.
martes, 26 de marzo de 2024
THE GREATEST NIGHT IN POP.
Michael Jackson y Bruce Springsteen. |
Fueron incontables las veces que de niño vi Whe Are the World, el video musical que inspiró este documental. Y quienes pertenezcan a mi generación, podrán recordar cómo, cada mañana de 1985, lo transmitían en cierto canal antes de su programación. Lo que jamás había visto, es el material de archivo que le da cuerpo al filme, incluyendo el detrás de cámaras y el cómo-se-hizo, teniendo como anfitrión en este viaje nostálgico al mundo musical pop a Lionel Richie.
Harry Belafonte y Richie tuvieron la idea de producir el video musical, luego de que el primero se diera cuenta de la terrible hambruna que azotaba a Etiopia durante uno de sus viajes. Para recaudar fondos y ayudar, Belafonte tuvo una idea: tratar de reunir, por una noche -y madrugada-, a varias estrellas del pop musical. Hubo de todo, no nada más estrellas de los 1980, sino que también fueron bienvenidos cantantes de décadas pasadas.
Michael Jackson coescribió el tema junto a Richie y Quincy Jones, productor de la canción. Los invitados a la "fiesta" fueron, entre otros, Cyndi Lauper, Huey Lewis, Kenny Loggins, Kenny Rogers, Billy Joel (el más serio), y leyendas como Bob Dylan (con la sensación de no encajar en el grupo), Tina Turner, Smokey Robinson, Al Jarreau (algo pasado de copas entrada la madrugada), David Byrne, Paul Simon, Bette Midler, y un largo etcétera.
Lo que me tomó desprevenido, fue ver participar a Dan Aykroyd en el coro. Si canta o no es un misterio, pero lo mejor es ver que estuvo ahí con disposición de apoyar. En tanto, las grandes ausencias fueron Madonna (por encontrarse de gira) y Prince les hizo el feo, argumentando alguna fobia a grupos de gente, o espacios cerrados. Al final, el filme es fascinante, no sólo por el hecho de ver a un gigante como Quincy Jones tratar de hacer funcionar a este grupo de voces tan variopinto, sino también por la disposición y altruismo que llevó a muchos de ellos a grabar hasta la mañana siguiente, ininterrumpidamente, para intentar parar el hambre en África y, de paso, dejarnos una de las canciones más icónicas de los 1980.
En Netflix.
viernes, 1 de marzo de 2024
ELEMENTAL
Come on baby, light my fire. |
En Inside Out, la Pixar hizo que una historia tan abstracta y compleja protagonizada por las emociones humanas funcionara. En Elemental consiguen nuevamente algo muy cercano, teniendo de protagonistas a los 4 elementos: agua, fuego, viento, y tierra. Al respecto, creo que sus realizadores hicieron una elección acertada al elegir el fuego y el agua como los protagonistas principales. Será porque a Peter Sohn, su director, le habrá parecido atractiva la interacción que ambos elementos podrían ofrecer, en una historia romántica con inspiración en Romeo y Julieta, es decir, el amor imposible al pertenecer los involucrados a universos distintos.
Pero Sohn (quién además de haber trabajado en el área de animación de otras películas de Pixar, también ha hecho trabajo de voz en filmes como Ratatuille y Monsters University) quiso imprimir en la historia un poco de su propio ADN, rindiendo con ello un sensible tributo a sus padres, inmigrantes de origen coreano (historia que, de hecho, cuenta en el pequeño documental Good Chemistry: The Story of Elemental, que puede verse en Disney Plus). El padre de Sohn, quien fuera propietario de una tienda de artículos de arte, luchó por sacar adelante a su familia, y para encajar en la cultura occidental de los E.U.
Sin embargo, la trama termina siendo más como su título, elemental. La fogosa -en más de un sentido- historia de amor, protagonizada por una muy flameante chica, Ember (voz de Leah Lewis), con problemas de manejo de la ira (hazla enojar y perder la paciencia, y tendrás un incendio forestal en 3 segundos), y por el acuoso Wade (voz de Mamoudou Athie), un sensible, noble, pero muy llorón sujeto perteneciente al agua, tiene su justa carga emocional y de humor.
En este universo, cada elemento vive en su propia región, dentro de una ciudad en donde tratan de convivir lo mejor posible. Mientras la tierra es representada con personajes de apariencia combinada entre tierra, plantas, y árboles (estos dos últimos resultarán si tienen el más mínimo contacto con el agua), los personajes de viento son nubes gaseosas y, ocacionalmente, también de vapor. Algo que sea propiamente viento no lo hay, algo comprensible, ya que los animadores y diseñadores del filme hubieran tenido que lidiar con personajes invisibles y sin mucho atractivo visual.
El fuego y el agua también tienen sus propias zonas, sin que puedan interactuar mucho por razones obvias. La premisa es muy básica, con el dilema para Ember entre seguir los pasos de su padre, Bernie (voz de Ronnie del Carmen) y heredar el negocio familiar, o tomar un camino diferente. Este camino, sin revelar mucho, tiene que ver con una vocación artística (¿no sucede así siempre?). Para ponerle a Ember las cosas más difíciles, su abuela la morir les hizo prometer siempre unirse con miembros de su propio elemento, es decir, "fuego con fuego".
La zona del fuego es una de inspiración muy bollywoodense. Su concepto me pareció inspirado en filmes de Bollywood, lo cual es acentuado con una banda sonora de Thomas Newman, igualmente, con esa misma inspiración. No hay números musicales, pero sí una paleta de colores naranjas encendidos dominante. En tanto, el universo del agua es, precisamente, azul, con sus personajes maleables y adaptables a cualquier superficie. La familia de Wade tiene una tendencia a llorar por todo. Una escena con la familia incluye un juego, en el que deben hacerse llorar unos a otros. La llorosamente hipersensible personalidad de Wade y su familia terminó desafiando un poco mi paciencia.
Cuidado si los personajes de agua se acercan mucho al fuego, ya que corren el riesgo de acabar hechos vapor, cosa que hará riesgosa, si no imposible, una relación entre Ember y Wade. Además, también chocará mucho el fuerte arraigo de la familia de Ember a sus tradiciones, mientras que la familia de Wade será de mente más liberal.
Visualmente, Elemental es, por el contrario, impresionante. No hubo un momento en las escenas de Ember y familia en el que no acabara distraído, viendo el realismo de sus cuerpos llameantes. Cada color está conseguido, al igual que sus flameantes movimientos. Menos atractivo me resultó el mundo del agua. Pero es justo decir que el realismo acuoso de sus personajes es impactante también, aunque menos interesantes desde el punto de vista dramático.
Al final, con todo y que la originalidad no es precisamente lo que defina a Elemental, lo que destaca es su aproximación y desarrollo. Gracias a eso, llegada su conclusión la trama terminó atrapándome y conmoviéndome, especialmente, por la necedad y persistencia de Wade, sin caer jamás en lo cursi.
En Disney Plus
domingo, 14 de enero de 2024
YOUR CHRISTMAS OR MINE? 2
ASA BUTTERFIELD |
Your Christmas or Mine? (2022) fue, al menos para quien esto escribe, de los mejores filmes navideños del año pasado. Y esto último considerando que casi nunca la oferta de pelis navideñas, de las que valen la pena ver, es muy vasta. Es de esas comedias románticas de temporada invernal en donde varias cosas se conjuran para hacer que la corriente fluya a su favor, sin necesidad de que aparezca Santa ni haya necesidad de salvarlo; ni de mucha magia, o efectos especiales. Es graciosa, emotiva, y con una calidez peculiar.
Disponible ahora también en Primevideo, llega -con una rapidez que me tomó desprevenido- la secuela. Dado el triunfo de su antecesora, me llené de expectativas y me aventuré de inmediato a verla. Si bien esta segunda parte no cuenta con la misma originalidad, sí cuenta con la misma comicidad desbordante, sobretodo en su primer acto. De ahí, llegando a la mitad, y pasando un poco ya la segunda parte, no es precisamente que el asunto ya no funcione, sino que su ritmo cómico va bajando. Es cuando esta secuela, dirigida también por Jim O'Hanlon, cae en la típica historia de malentendidos y reconciliación, además de uno que otro lugar común en estas comedias, en donde todo un clan familiar viaja fuera de su hogareña zona de comfort decembrina.
Las familias de James (Asa Butterfield) y Hayley (Cora Kirk) deciden pasar juntos la Navidad en los alpes suizos. Luego de abrir con una agitada secuencia en el aeropuerto antes de partir, las cosas no irán precisamente como lo planearon para ambas familias. Aquí no habrán los típicos desacuerdos entre familias, ni rencillas, o discusiones, sino que todo irá más bien dentro de la línea de problemas en la comunicación con los lugareños (hay un personaje que, por más que intenta, no puede darse a entender en alemán con nadie). Pero también habrá dificultades con la fauna local (una cabra), y con el folklor de la región, como la creencia en Krampus en lugar de Santa.
Afortunadamente, todo lo anterior da lugar a situaciones bastante graciosas, hasta que claro, cuando ya las cosas más o menos se "normalizan" en la segunda mitad, todo empieza a moverse dentro de aguas más seguras, sin tanto riesgo como en la primer película. Por ejemplo, no faltará la escena en donde lo británico de los personajes saldrá a relucir, y buscarán lo más cercano a un pub (cosa no muy difícil en Suiza), y aunque la secuencia dentro del bar es divertida, son situaciones que ya hemos visto antes.
Por otro lado, Daniel Mays, quien se robó el primer filme con su personalidad bonachona, aquí su Geoff, el papá de Hayley, me siguió cayendo bien, me arrancó algunas risas, pero me tuvo con ansia por la espera de esa línea o escena memorable y graciosa. Lástima que el protagonismo de Geoff se va perdiendo luego de la escena del pub. La nueva adición al reparto (interpretada por Jane Krakowski), es una especie de gurú y coach de vida, además de ser la nueva y muy joven pareja del papá de James. Fuera de ciertos roces con la familia de Hayley, el personaje no tendrá mayor relevancia sino hasta el final de la película.
Por supuesto, la secuela no podría estar completa sin que nuestra pareja estelar vuelva a tener problemas, como en el primer filme. Lo que salva la historia, es el ver si James y Hayley ahora pasan esta prueba de fuego en su relación, siendo aquí en donde el filme toma un segundo aire y despega. No tiene ahora mucho sentido el título como en la primera parte, pero "¿Tu Navidad o La Mía? 2" vuelve a sobresalir como lo más pasable y visible de esta temporada navideña, post-navideña, y de fin de año.
En PrimeVideo
sábado, 6 de enero de 2024
CANDY CANE LANE
THE CANDY MAN CAN Eddie Murphy y Tracee Ellis Ross |
Quienes ya hemos visto Jingle Jangle: A Christmas Journey (2020), película navideño-musical, con un elenco mayormente de actores de color (como Forest Whitetaker), dirán al ver Candy Cane Lane "esos muñequitos digitales como de porcelana ya los vimos en Jingle Jangle". No están del todo equivocados, ya que la idea de los muñequitos en Candy es prácticamente la misma idea tomada de JIngle Jangle. La misma, pero en menor escala. Y no me refiero al tamaño de los muñequitos, sino a la escala de producción, historia, elenco, etc. Candy Cane Lane es el más reciente filme de Eddie Murphy, a quien creo no lo habíamos visto en un filme navideño desde "Trading Places", esta última infinitamente mejor.
Este último intento de Murphy dentro del subgénero de temporada no lo ha favorecido mucho. En primera, porque no es tan gracioso como uno esperaria, desafortunadamente, y en segunda, Candy Cane Lane termina siendo un filme olvidable. El personaje de Murphy, Chris Carver, es un padre de familia al cual le ha pasado lo peor que a cualquier padre podría pasarle en época navideña: ser despedido. Su esposa (Tracee Ellis Ross), por fortuna, podría tener un trabajo, pero eso no calma mucho a Chris.
Sin embargo, la salvación para Chris podría estar en un concurso navideño, en donde la casa mejor adornada de su calle recibirá un cuantioso premio. Por lo tanto, Chris se empeñará en ganar el concurso, especialmente, en ganarle a su vecino, el cual le restriega en la cara siempre que su casa es la mejor decorada.
Está bien, imagino que ya van adivinando cómo va a terminar el asunto. Y no se equivocan, ya que, la verdad ¿qué sería de un filme navideño sin uno o dos milagros de por medio? No hay nada de malo en ello, y en lo personal me gusta ver milagros y mucha magia en estos filmes. Para Chris y su hija, Holly (Madison Thomas), un posible milagro estará en un hallazgo que tendrán a mitad de camino, cuando se topen con una tienda navideña muy mágica y extraña, administrada nada menos que por una asistente de Santa, Pepper (Jillian Bell), según ella una elfo, aunque de elfo no tiene nada.
Mencioné magia y milagros navideños, pero sinceramente el filme, con sus muñequitos de porcelana, una elfo que no parece elfo, y, olvidé mencionar, numerosas aves que en algún momento del filme invaden el vecindario, se siente como algo ya visto y sin mucha gracia. No niego que hay uno que otro momento chistosón (de pronto los muñecos tienen algún chiste gracioso, o Pepper suelta alguna linea graciosa). El problema, es que conforme avanza la trama el filme se torna caótico, especialmente, al llegar el momento del concurso. Es aquí cuando Candy es más caótica y simplona. No digo que el filme no pueda verse, especialmente si hay fans de Eddie Murphy que quieran verlo en modo navideño, antes de que regrese a interpretar a Axel F. en la nueva "Beverly Hills Cop". Candy funciona todavía para estos días post navideños, especialmente por sus efectos visuales, lo único que la salva.
En PrimeVideo.